Los espacios son mi principal interés. Encuentro importantes fuentes de información en espacios y una variedad de huellas humanas en ellos, rastros que trascienden el ciclo de vida humano. Incluso los espacios naturales prístinos tienen un rastro humano: nuestra mirada. Esta mirada los transforma en paisajes.
Considero el paisaje como el primer texto existente, y mi propósito es usarlo como elemento discursivo junto a otros signos o símbolos, con el propósito personal de invitar a la introspección.
La imagen como un objeto impreso en cualquier superficie, encuadernada en un libro o proyectada (como un forma de copia temporal), tiene un lugar en el espacio y modifica el entorno, creando un nuevo posible paisaje. La disposición de las fotografías en el espacio es crucial para mi trabajo, dándoles un nuevo y completo significado.
Siento la necesidad de involucrarme físicamente con las imágenes, desde el acto fotográfico, integrando las capacidades de percepción del cuerpo-mente, hasta la producción del objeto final a través del encuadernado, grabado, pintura o puesta en el espacio de exhibición.
Elijo cultivar un estilo femenino en mi trabajo, o para ampliar el adjetivo, prefiero el concepto chino yin. En mi concepción, las fotos de estilo yin acarician, sugieren, invitan, engendran, en lugar de imponer, impactar o imponer una declaración cerrada. En el acto fotográfico, mantengo una actitud caracterizada por el yin. En lugar de disparar o capturar una imagen, permito que la imagen entre. En el momento de mostrar las imágenes, en lugar de sorprender o abrumar, prefiero invitar y dar espacio a la interacción con el espectador.
En el acto de mirar, recibir y ofrecer son dos acciones que suceden al mismo tiempo.